Último día, último paseo. Elizabetes iela. Parque, los críos
con los cochecitos. Llegamos hasta el canal. Nos internamos recorriendo un
sendero paralelo al riachuelo y que discurre entre zonas verdosas. Llegamos
hasta el monumento a La Libertad. Es el símbolo de la independencia Letona.
Letonia, nos parece y sospechamos que en letón, es Latvia. Viramos a la
izquierda. Hacia el centro de la ciudad vieja. Nos encontramos con una plazoleta
súper coqueta, Lïvu Square. Nos sentamos. ¿Nos verán? ¿…? Captamos unas
imágenes. Callejeamos. Lo que más nos gusta, cuando viajamos, callejear. ¡Anque
nos cansamos!!! The Powder Tower (Pulvertornis). Actualmente, el Museo de La
Guerra. Entramos. Miramos, damos media vuelta y nos vamos. Es gratis, nos dice
la empleada. ¡¡Pues nos ven!!! No, es
que a nosotros, como, que las guerras no nos van. Preferimos hacer el amor.
Volvemos al Canal. ¿Cuánto cuesta un paseíllo en la barquichuela? Dieciocho
euros. ¿Dieciocho euros? - grito exaltado. ¡Joder! Ni de coña. Con ese dinero
me compro una barca. Nos sentamos en un banco en el parque. Unos pseudo-hippies
cantan canciones de Bob Dylan y Joan Baez.
“Una inmensa minoría”, sentados en
los bancos, los escuchamos. Están teniendo su momento de gloria. Me acerco a
ellos. A unos centímetros. El angular. Uno de ellos se desplaza educadamente un
pelín para que pueda tener mejor ángulo de visión. ¡Zas! foto. Otra foto. Otra
más. Volvemos al hotel, tranquilamente,
paseando. Canal. Opera. Parque. Elizabetes iela. Hotel.