martes, 19 de septiembre de 2017

DE PASEO

                                                                       

Último día, último paseo. Elizabetes iela. Parque, los críos con los cochecitos. Llegamos hasta el canal. Nos internamos recorriendo un sendero paralelo al riachuelo y que discurre entre zonas verdosas. Llegamos hasta el monumento a La Libertad. Es el símbolo de la independencia Letona. 





Letonia, nos parece y sospechamos que en letón, es Latvia. Viramos a la izquierda. Hacia el centro de la ciudad vieja. Nos encontramos con una plazoleta súper coqueta, Lïvu Square. Nos sentamos. ¿Nos verán? ¿…? Captamos unas imágenes. Callejeamos. Lo que más nos gusta, cuando viajamos, callejear. ¡Anque nos cansamos!!! The Powder Tower (Pulvertornis). Actualmente, el Museo de La Guerra. Entramos. Miramos, damos media vuelta y nos vamos. Es gratis, nos dice la empleada. ¡¡Pues nos  ven!!! No, es que a nosotros, como, que las guerras no nos van. Preferimos hacer el amor. 








Volvemos al Canal. ¿Cuánto cuesta un paseíllo en la barquichuela? Dieciocho euros. ¿Dieciocho euros? - grito exaltado. ¡Joder! Ni de coña. Con ese dinero me compro una barca. Nos sentamos en un banco en el parque. Unos pseudo-hippies cantan canciones de Bob Dylan y Joan Baez. 








“Una inmensa minoría”, sentados en los bancos, los escuchamos. Están teniendo su momento de gloria. Me acerco a ellos. A unos centímetros. El angular. Uno de ellos se desplaza educadamente un pelín para que pueda tener mejor ángulo de visión. ¡Zas! foto. Otra foto. Otra más.  Volvemos al hotel, tranquilamente, paseando. Canal. Opera. Parque.  Elizabetes iela. Hotel.  



     

lunes, 18 de septiembre de 2017

DUDAR... PENSAR...VIVIR...


De vuelta al hotel.

Realidad. Reportaje. Mundo exterior. ¿El reportaje es nuestro perfecto medio de expresión? Creo que nos quedamos con la foto intimista, personal, a veces abstracta, creativa, ¿se puede crear? Experimentación libre y fantasiosa. Con nuestras imágenes no contribuimos a conocer el mundo, no denunciamos nada, no mostramos nada, ¿quizás contribuimos a entender el hecho fotográfico? No lo sé. Un hecho fotográfico dentro de un proceso ilustrativo e ingenioso. 







¿Captamos el mundo exterior? o ¿Captamos nuestro mundo interior? ¿Copiar la realidad? ¿Mostrar mi realidad? ¿Reproducir?, ¿Producir? Tenemos una duda que tenemos que resolver. ¿Duda?








 Me parece que lo tenemos claro. O asumimos el papel como meros reproductores de la realidad, ya sea de paisajes, bodegones, desnudos, documental... y siempre contando que cada fotógrafo tiene un punto de vista personal e intransferible, todos sabemos que si nos vamos a fotografiar por ejemplo el mar Báltico, cada uno tendrá su particular punto de vista. O asumimos el papel, si se me permite utilizar el término, de productor de imágenes que muchas veces, las imágenes, sólo existen en nuestra virtual y calenturienta mente. No sé si estas divagaciones encajan y tienen sentido o sencillamente quedan fuera de contexto. Pero… por lo menos lo intentamos. Reflexionar. Si reflexionas… dudas. Si dudas… piensas. Y si piensas… pienso que estás vivo.  Seguiremos haciendo… lo que más nos guste. Y punto. Lo dejamos ahí. 

Lo que nos guste. Haremos lo que nos guste




domingo, 16 de abril de 2017

JÜRMALA




Hoy olvidamos la ciudad y nos vamos a la playa. Jürmala. “Llármala”, nos parece que pronuncian, “Llármala”. Nos acercamos a la estación. Cinco minutos mal contados. Billete de ida y vuelta. 2,73 €. Platform three. No compramos billetes, somos virtuales, nadie nos ve. ¿O acaso nos ven? ¡¡ Cómo nos vean… ya verás ¡!!!!  Tengo miedooooooooo. Calla jolín. Tenemos que subir escaleras. ¡Una constante! Tres pisos. Cuarenta y cinco peldaños. Para acceder al tren más que subir peldaños… “los escalas”, parecemos alpinistas, “no me empujes”, “no te empujo”, y encima sin red protectora. Salimos a las once. El tren viejo, muy viejo. El tren se va llenando. Bicis. Gente. Toallas. Mochilas. Más gente. Humanita´s olor. Tras unos aproximadamente treinta minutos de viaje y seis o siete estaciones, igual que se llenó, comienza a vaciarse. ¡¡Vamos a la playa!! Lalarálalá. ¡¡Vamos a la playa!! Lalarálalá. Nosotros nos apeamos en Majori. 


A primera vista tiene un aire retro a Las Arenas de los sesenta ¿no? A nosotros nos lo parece. Unos chalets impresionantes. Otros que lo fueron pero ahora están en pura ruina. 



         Un paseo nos acerca hasta el mar. Un hotel Spa. Balneario. La Playa. ¡Hemos llegado a la playa! El mar Báltico. Captamos unas imágenes de recuerdo. Unas postales. Estar en la playa sin bañador y no poder nadar… pues que resulta ¡fatidiado!, porque además hace calor. Y aquí en “pelotas”, como que ¡no! ¡¡¡ No, no te desnudes, trypy ¡!!! No hay ni un top-less, ni por asomo.  Nos sentamos y contemplamos el mar. 



¿Nos perdemos entre los bañistas y captamos reportaje? ¿el mundo exterior? ¿fotocopiamos la realidad? o ¿seguimos en nuestro mundo interno? ¿nuestra realidad? La gran cuestión que nos planteamos de cuando en cuando. 



Si el tren de ida era viejo, el de vuelta, sin comentarios. 



Cada vez que arrancaba nos iba dejando las vértebras y las antenas posicionadas en su sitio. Sin aire acondicionado, las ventanillas bajadas. El polvo en los cristales. 


Foto. Foto. Foto. La realidad exterior. Si al final es “eso”, lo que te gusta, lo que llama tu atención, lo que odias, lo que amas… foto, foto, foto. FOTO.





MUSEO del HORROR


Llegamos paseando hasta un museo del horror. Horror del nazismo. Horror del comunismo. Aunque suenan y parecen diferentes, no, no te engañes… son lo mismo. Son unos “ismos” que nos suenan a represión, coacción, prohibición, restricción, abuso, dominación, opresión… VIOLENCIA… ASESINATO…MUERTE. 



A la entrada nos encontramos con dos enormes retratos de Hitler y de Stalin. ¿Dentro…? Ya te lo  puedes imaginar. ¡¡Horrores!! ¡¡Que nunca llegan a representar la verdadera realidad!! 





Nos compramos unas cajas de cerillas con las imágenes de Hitler y de Stalin. Por la parte posterior hay escrito “algo”, sospechamos que en ruso y en alemán, idiomas que no entendemos. Sólo entendemos “Eliminated”.

Nos sentamos en un banco de la plaza a ver pasar la gente.

¿Nos ven?

Yo creo que noooooooooo.

Pues ese nos mira.

¿Siiiiiiiiiiiii?

¿Pues nos veraaaaan?

Pues no lo sé.


¿Y qué más da?





domingo, 15 de mayo de 2016

R I G A




Primer día en Riga. La calle, atractiva. Elizabetes iela. Iela debe significar calle, porque todas las calles llevan este adjetivo. La siguiente, Krisjana Baroba iela. También porta Iela. Observamos que hay unos edificios seductores e interesantes, Art Nouveau, el problema, la mayoría de ellos, están en un estado deplorable. ¡El comunismo! No tocaron nada. La desventaja, que no tocaron nada. La ventaja, la misma, no tocaron nada. Tan sólo hay que volver a rehabilitar. 




A la derecha un parque, a la izquierda, un casino. Llegamos hasta El Canal, bordeado de zonas verdes. El edificio de La Opera. Ya hemos llegado al casco antiguo. Lo primero que nos encontramos un enorme Centro Comercial, con mayúsculas. A la izquierda la calle Kelëju Iela. Buscamos un museo de fotografía. Museo que tras patearnos dos veces la calle, no encontramos. ¡Ellos se lo pierden! Volvemos otra vez a la esquina con Audëju Iela. Iniciamos el clásico recorrido turístico. ¡¡Nosotros, La Panda!!!, unos turistas más.






The House of BlackHeads, ¿La Casa de Los Cabezas Negras? St Peters Church. Lo escribimos en inglés porque el folleto lo llevamos escrito en inglés. Cuatrocientos millones de personas hablando español… y no encontramos folletos en español. Sospechamos que los habrá, lo sospechamos, lo intuimos, lo suponemos, pero, nosotros no los encontramos. Nosotros solitos nos cargaremos el idioma español. Sin ayuda de nadie. No nos hace falta. Nos bastamos y sobramos nosotros solos. Riga St Jacobs Catedral. Three Brothers.








lunes, 25 de abril de 2016

Ambigua y sugerente


Nos quedamos pensativos. ¿qué le pasa a esa habitación? ¿…? ¿…? Nos adormecemos un pelín. Soñamos. Soñamos que hay una gran bacanal dentro de la habitación. Me despierto sobresaltado. ¡Buf! Eran sueños. El resto de La Panda duerme. ¡¡Eh!!. Nadie me responde. ¡¡Eh!! Silencio en la noche. Me vuelvo a adormecer. Arrullado. Amodorrado, considero, armonizando con Román de la Calle, que la foto de Mickel es “intimista, que coquetea y zigzaguea con su autobiográfica, ambigua y sugerente, que no dice nada, insinúa”.






“Intenta percibir las cosas más simples que le rodean. Están “ahí”, es cierto, pero hay que reparar en ellas. Intenta captar figuras, formas y dibujos de la realidad cotidiana que, justamente por ese hecho, por formar parte de la realidad cotidiana en la que se dan, pasan desapercibidas. Descubrir otro Universo. Al tiempo que aspira a un juego caprichoso de la luz y de la sombra… misterio… espejismo. Al final capta las imágenes que le parecen más sugerentes, aquellas que le despiertan más sensaciones. Quiere que al observador también le provoquen sentimientos. Que la visión sea un estímulo. Lo paradójico es que las sensaciones del autor y la de los observadores generalmente no coinciden”





¡¡Eh!! ¿Estás despierta?
¿Yoooooooooooooo?
Sí, tú.

Pues siiiiiiiiiiii. Porque me has despertado. 
Ah!!


domingo, 24 de abril de 2016

Toc - Toc



Tras la comida, propóleo, echinacea, jalea… lo de siempre, subimos a la habitación para relajarnos un poco. Descabezar un sueñecito, nos hemos aburguesado, de cinco minutos. Nos acomodamos en el sofá. Reclinamos las cabecitas en el apoya brazos. ¡Toc! ¡Toc! Hum… llaman a la puerta. ¿Quién será? ¿Aquí en Riga? ¿Quién será la que me quiera a mí...? ¿Quién será...? ¿Quién será...? Abrimos. Ante la puerta, un caballero cincuentón. Mira y pide perdón. Obviamente en inglés, el lenguaje universal, el esperanto actual. ¿Quería algo? Me han dicho, la puerta frente el ascensor. Estoy cerca del ascensor, pero no enfrente. Debe ser aquella. Gracias. ¡Lo siento! Más lo sentimos nosotros que nos ha despertado. Otra vez al sofá. Nos acomodamos. Intentamos relajarnos.




 ¡Toc! ¡Toc! ¡Hum…! Llaman a la puerta, otra vez. Una simpaticona rubiales. ¡Hola! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! Y desaparece. Nos quedamos pensativos. ¡Demasiadas llamadas sospechosas! O quizás somos unos mal pensados. Cerramos  la puerta. Vuelta al sofá. Nos volvemos a sentar. A recostar, por no repetir la palabra sentar. Podríamos escribir: Acomodar. Respaldar, lo que quieras. Intentamos relajarnos. No han pasado ni veinte minutos… ¡Toc! ¡Toc! ¿Otra vez? Nos levantamos. Abrimos la puerta… y nos encontramos a un sesentón de un metro sesenta, en batín, el batín desabrochado, enseñando su partes pudendas y nefandas, y... en la mano derecha… tres botellas de cava, la mano izquierda apoyada en la cadera, con mohín incluido. ¡Jolín! ¡¡¡…!!!  ¿¿¿…??? ¿pero qué pasa? Sorry. Sorry. Sorry. Debíamos de haberlo seguido. ¿pero qué pasaba en esa habitación? ¿…? ¡…! ¿¿¿…??? ¿¿¿…??? ¡¡¡…!!! ¡Toc! ¡Toc! ¿otra vez? Esta vez son dos empleadas del hotel. ¡Hola! ¡Hola! ¡Hola! Mientras nos saludan y sonríen, nos preguntan si necesitamos algo, “Sí, que nos aclaren, el meneo de la habitación”, y sonriendo, sonriendo nos dejan unos bombones, nos abren la cama, toman notas y desaparecen. ¡Bye! ¡Bye! ¡Bye! Nos quedamos sin saber la esencia misma del asunto. Además, nos han fastidiado, ya no tenemos ganas de dormir.